jueves, febrero 11, 2016

Un par de apuntes

Burgos

Armarios roperos
listos para ser desestimados
con sus viejas cajoneras
listas para ser desestimadas.
Muy bien olvidados
a lo largo del arcén
de una vieja carretera:
armarios roperos
viejas lavadoras cocinas
como viejos armarios roperos
lavadoras y cocinas listos
para ser desestimados
hundidos en cualquier cuneta
a 10 o 15 metros de la vieja carretera
al vertedero
rodeado
por un viejo muro encalado cada 5 años
amén del invierno
atesoran religiosamente todas
las reliquias vetustas ya deformes.

Los cielos, claros.
Las nubes, grises.


Un comentario

Por ejemplo, en el descubrimiento de la poesía de José-Miguel Ullán, Ardicia, hubo algo de mágico y magnético, así lo hubo en aquellos años en los que empecé a descubrir la poesía, en general -en particular-, y a aquellos autores que me volvían a implicar en lo poderoso del lenguaje, en la alquimia del propio hacer poético, es decir, de qué manera la poesía y su fuerza me había descubierto a mí, me había señalado de una manera irrechazable, tal y como te señala el amor.
Esto puede aparecer y surgió de nuevo al leer y releer a Cirlot, y descubrir en la bibliografía el continuo-temporal. Aquellos años 80, antes de la facultad, cuando descubría en las ediciones “restauradas” y bien cuidadas y reconstruidas hasta límites que ahora serían insospechados (de hecho, en la misma biblioteca popular a la que yo iba habitualmente trabajaba una persona que se dedicaba a la restauración de los libros de aquellas ediciones que venían de los años 40, bien manoseadas por el uso y el préstamo continuo: arreglaba lomos, pegaba o encolaba los pliegos sueltos, y cubría bien la tripa con una cubierta o con unas tapas duras y generalmente oscuras; una persona que bien podríamos decir de ella que hacía un trabajo necesario) a autores completamente desconocidos con mundos nuevos e incomprensibles para mí, por mi edad, por mi experiencia… Era un continuo hallazgo, un torrente de tesoros guardados en una piel ajada, amarillenta por el continuo ruido del tiempo, un mínimo hilo de luz para vislumbrar lo que es el ser humano…

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