viernes, octubre 07, 2016

La novela de un literato

Al final de la 3.ª parte de La novela de un literato y como avance para la definitiva edición, se explica el proceso de gestación del libro por el hijo del propio Cansinos. Rafael Manuel indica que hubo por parte de su padre un largo y arduo proceso de organización de los escritos, pues gran número de ellos estaban sin fechar y se encontraban desperdigados en multitud de carpetas. En un principio, se entregó un mecanoescrito realizado por Rafel Cansinos al editor Manuel Aguilar, en 1961, que estaba, según palabras del propio Rafael Manuel, tan desordenado que su padre lo tituló Recuerdos sin numerar.
Comenzaba así un arduo trabajo de corrección, orden y fechado de los escritos de RCA. Muchos de
ellos, hasta el momento, no han sido datados con exactitud pero con un trabajo filológico adecuado y aprovechando las últimas tecnologías se han ido ajustando a los tiempos en que se escribieron. La historia de la literatura, y yo, por supuesto, se lo agradecemos.
Pero sumerjámonos en este tercer volumen que abarca desde 1922 hasta el principio de la guerra civil, hasta el mismo 19 de julio de 1939, aunque sabemos que Rafael Cansinos no dejó de escribir sus diarios o recuerdos después de esta fecha , es más demntro de poco se completarán aún más sus diarios con la década de los 40. Rafael Cansinos continua con la misma estructura o tratamiento desarrollado en partes anteriores. Describe su paso por diferentes redacciones de periódicos y revistas de la época, y a los personajes que allí se encuentran, así como las "librerías de baratillo" -las que ahora empiezan otra vez a aparecer llamadas también de segunda mano-, o pasea por las calles de Madrid con especial atención a la Puerta del Sol, centro de encuentros y desencuentros, o vuelve a personajes como Concha Espina, escritora a la que admiraba fervientemente, mujer de sensatez, generosidad y alegría envidiable, y con una gran capacidad para atraer a los máximos exponentes de la literatura de aquel momento; así como habla, en unas cuantas ocasiones y en este volumen muy particularmente, y con el título de Retroceso lírico, de los nuevos poetas como Guillén, Dámaso, Lorca o Alberti, a los que denomina clásicos o "liceanos" -según Andrenio-, universitarios que siguen a Valèry y que vuelven a lo antiguo aunque "Rafael Alberti cultiva el poema raro, ultramallermeano". De Lorca dice que su Romancero gitano es muy polémico por su rechazo a la Guardia Civil, y también que es el poeta más sugestivo y valioso (páginas 202 y 203). Cita a Juan Ramón Jiménez, al que nombra en las tres partes -me hace gracia que hable de él como un poeta dolido porque le roban los poetas jóvenes sus grandes ideas-. Su repaso a Juan Ramón es realmente interesante, aunque no se quedan a la zaga -¡ni mucho menos!- otros autores como Carrere, Ricardo León, el propio Baroja, Valle-Inclán, los hermanos Sawa, Ramón y Cajal, Buscarini, Marqueríe, así como las tertulias que se desarrollan en los cafés y en las casas particulares.
Tal vez sea esta la parte, en mi opinión, más interesante porque sin duda se habla de un periodo de la historia de España muy convulso social y políticamente: llega Miguel Primo de Rivera, "general alcohólico y chulo", y luego la Dictablanda con un periodo de tranquilidad solo aparente, cae Alfonso XIII y surge la tan esperada República, aparecen los pistoleros con la Star, los escritores e intelectuales se enfrentan, Juan March coge por equivocación el sombrero de Cansinos y se lo lleva, la  República no realiza las transformaciones requeridas por el pueblo, hasta que termina con "la sublevación militar en África", es decir, el inicio de la guerra civil... así es, y entre la alta política encontramos las habituales escenas y cuadros en los que sigue hablando la miseria, la tuberculosis como una enfermedad silenciosa, la necesidad, la bohemia tal y como era y a la que examinaba y con la convivía Cansinos muchos de sus acólitos malvivían haciendo trabajos esporádicos o de los sablazos, como era el caso de Pedro Luis de Gálvez quien respetaba a Cansinos, recordemos que Gálvez fue incluido en Las máscaras del héroe y Desgarrados y excéntricos, ambas de JM de Prada.
Lo cierto es que daría para mucho más. Sí, este es un brevísimo recorrido por este último volumen de la obra. Me viene a la memoria, y para terminar, el libro de sonetos Negro y Azul, de Gálvez, con prólogo de Quico Rivas, en el que leo algún que otro poema a Durruti, a Maura, al propio Lorca...

(Según buceo en esto de la Fundación ARCA para la recuperación y digitalización de la obra de Cansinos, me entero de la búsqueda de un manuscrito, una obra de juventud de Cansinos, que se ha extraviado del proceso de digitalización que llevaba a cabo una empresa. Para más información: manuscrito-normadat.cansinos.org... ¡vamos!, como si de una novela de intriga se tratara... imaginad por un momento la posibilidad que tiene este escrito ya que em ella también aparecen personajes reales y ficiticios a principios del siglo XX.)

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