martes, agosto 21, 2018

En el puente

Y en la parte más alta
del puente
volverán a tomarse de la mano...
Escúchame un momento,
¿has vuelto a sentir
la maravilla del Amor?
¿has encontrado la ausencia
del dolor en el dolor?

Los días pasan
pero la sensación permanece
indiferente al capricho de la oxidación.
Y el muchacho observa
contrariado por el deseo
el trasero de su amiga,
apenas surge la sonrisa
pícara de sus glúteos.

Desde aquí observo el trasiego
constante, el ir y venir
sobre el puente
de los pocos amantes.
(tan hermosos, tan vivos,
tan inexpugnables los amantes)

Y, ¿sabes?
estás matando el amor
manoseando a la rosa
con tus palabras y
con tus pensamientos
de viejo ya cansado
con tanta experiencia
donde se envenena
la espontaneidad.
Deja por lo menos un lugar
vivo, y ajeno a la podredumbre
donde los caballos
puedan ir a abrevar.

Te empeñas en reconstruirlo
todo con las piezas ya usadas
de la memoria,
de la vanidad futil y la
desconfianza.
Has matado la risa del amor,
como si fuera una materia
lista para ser trasladada
a cualquier lugar
y bien pagada en la aduana:
aquel primitivo paso para las bestias
construida por el primigenio
ser humano...
qué bien se te da el progreso,
¿cierto?

Por eso muere el amor,
lo has estrangulado
con tus manos calladas
por la edad y la frustración...
¡no te dejas volar!
¿Tampoco sabrías qué hacer con el sufrimiento?

Llegará el día de la separación, sea como sea,
estés donde estés, seas quien seas,
¿tu vanidad será el perfil del dolor?
¿aceptarás sus límites?
¡Ríndete una vez más,
tú que te has rendido
al Amor sin condiciones!
y no esperes
el grito sordo al entrar en la muerte
que se te agolpa en tu corazón-cabeza
tras haber vivido.

Burgos

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