domingo, octubre 07, 2018

La herida


El miedo es un viaje que solo le pertenece a uno
Alberto García-Alix

Vivimos para que se prodiguen
en nos nuestras heridas.
Con piel fina, en el momento en que supimos
fue arrancarnos la coraza
para tocar, mascar, tronzar
la vida como un solo plato,
una sola comida completa.
Cada noche, cada día,
cada filo de luz
nos raja y nos tiembla,
cada brisa breve
nos apodera…
Decidimos abrirnos
y sentir para reír
y para llorar de nuevo
sin costumbre y sin hábito,
sin maestro.
El fuego que se consume a sí mismo,
el agua que marcha y se evapora,
la luz que no conoce ya su sombra,
la tierra que se muere y se envenena.
La muerte debería de temernos
pues entramos con la lucha entre los dientes,
y la marcamos para nunca, para siempre.
Es nuestra la muerte también, es nuestra,
para un siempre que después de todo
es para nada.
Como un eco abandonamos el escenario exiguo
extraño, diminuto.
Sí, en un eco vamos saliendo, hilo de voz,
sílaba. Es nuestra la voz, es nuestra
hasta que se apaga al fondo como una vela
brillante que incendió este teatro de la vida
y que ahora pequeña y viajera se convierte en estrella
hasta que deja de manar su luz, y se dispersa,
se dispersa.

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