
(Junto con otras, también se puede apreciar el lado femenino de A. García-Alix o los 43 muchachos asesinados de Ayotzinapa, en Iguala, México.
La obra refiere a su vez una fotografía en la que aparece un subsahariano sentado en lo más alto de la valla de Melilla. Allí en lo alto, como un santo observando el horizonte de esperanza, oportunidades y mierda europea.
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