jueves, diciembre 12, 2019

Solo para ti es esta puerta

Haciendo de la vida un transeúnte...
Camina por las altas tierras, los bajos fondos,
admira como las grandes torres pasan,
se desploman y sumergen
en el olvido o la vergüenza.

Tal vez al final todo se diluya
menos, si cabe, un verso del Mio Cid grabado en hierro
a la entrada de Vivar donde una niña
de nuef años salta y corretea con sus hermanos
pues el miedo ha pasado de largo
en este pueblo tan dulce, breve, tan pequeño,
donde los ojos aun pueden descansar
en el altocielo,
¡venid aquí, amigos míos!,
¡vivamus mea Lesbia atque amemus!
pues fuera se crecen los océanos, el aire se enfurece,
el fuego arrasa la hermosura enhiesta
de la Amazonía, nombre transformado en gran empresa
donde se le envía un nuevo chute al Dios Consumo,
mientras la tierra ennegrecida por el asma petroquímico
ya ni siquiera podrá nutrir nuestras entrañas.

Los jóvenes con los retales sangrientos
de mil perversas antañas guerras patrocinadas, bien justificadas por patibularios
(y habituales discursos patrocinados y retóricamente bien trabados)
deciden poner en pie migajas
y vendernos un trocito de esperanza, un rayo de sol del 68,
¿o es que solo desean bailar hasta el fin del amor?

Haciendo de la vida un transeúnte...
Observando cómo los descarados encubren su miedo con mentiras,
y es la fruta abundante en jardín nauseabundo
y no es Paraíso, ni tampoco la cereza sangre que se observa en el Bosco,
en El Jardín de las Delicias,

(Llueve otra vez sobre su estatua que me gustaría tanto abrazar en Bolduque,
y no es esta la que me acompaña desde hace días y que no se disipa ni un ápice.
"No vengas aquí a buscar soluciones -se dice a la entrada del futuro, si es que existe-
pues la solución eres tú, solo para ti es esta puerta").

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