viernes, diciembre 01, 2023

Un amor, de Isabel Coixet

pensamos demasiado,

¿pero aún no construimos el signo que salva?


seguimos decididos en la guerra

y entre la tiniebla y la muerte nos movemos,

nos empeñamos en la traducción, pero no en la danza

como bailan los astros sobre nuestras cabezas.

El enigma se yergue inabordable 

como un rastro de siglos, 

y ni siquiera la tierra es capaz de mancharnos 

las manos, la sangre. 

Acompañamos incluso a los animales en nuestra derrota.

Sigue siendo el festín de la carne. 

Confundimos el paraíso con el placer 

y lo embutimos de derrota. 

La celebración sagrada es un ruido momentáneo 

que ya no muestra su labor,

ahogada en la retorcida rutina.

Hemos vendido el ritmo al usurero, 

y la máscara se pudre en el alcanfor.

Dormís... no despertaréis, para vosotros 

estaba el brío de la vida. 

Para vosotros.


II

Contemplo la piedra como si fuera mi hermana. 

Observo a la luz como a mi madre.

Agito el hueco del silencio en mis palabras.

Pregunto a este presente que se me ofrece

si no fue vestido con las ropas del pasado, 

pues su cuerpo envejece y se cubre

de las baratijas acostumbradas del reloj 

y de su respiración de horas, minutos y segundos.

Lo fecundo sería deshacerse de todo ello y vibrar de nuevo,

pero de verdad, vibrar.




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