noctívagos revista

Se ha acabado la cerveza de mi casa
(o Tras 38 años de tener su cuerpo en la nevera
se arrojó a la basura)
(o El arte de morirse de arco en arco y no ser flecha)
(o El miedo del bloguero ante la pantalla en blanco)

Un día me voy a caer y no me va a recoger ni dios.
Un día me beberé los pasos de ce(le)bra y serélento.
Un día acabaré cortándome las manos como se acuchilla un mazo de cartas.
Un día se llenará de e-ratas mi cabeza.
Tengo ganas de correr disfrazado de tu falda.
Me gusta jugar a ser el reflejo de tu cuerpo en el escapa ra te! te ametrallo con mis ojos

AUNQUE

(Mientras te sigo
sé
que te giras para ver si me estoy fijando en tu culo o en tu cuerpo
no me acuerdo
ahora mismo
no sé,
no recuerdo)

Una mano muy grande me ha surgido del pecho para alcanzarte
no recuerdo.

Tu enorme pelucón negro por las mañanas no lo encuentro
no encuentro tus manos ni tus uñas pintadas de rojoynegro rojoynegro
metro a metro
mañana x mañana

esta estúpida manía de fijarse en aquella que desaparece en el camino
que no se vuelve que choca con el torniquete y que se dobla
que sube por las escaleras mientras sé que su mano desplazada está dispuesta
que tiembla cuando respira la mañana de noviembre
que se aprieta cuando cuerpos y cuerpos tetris entran se desplazan

esta absurda manía de buscar un trocito de belleza en las mañanas

necesito otra cerveza, trago de amanecer
la sensación de que puede anochecer de nuevo
como el junco que se dobla
al cambiar bruscamente la dirección del viento