lunes, abril 18, 2011

Stefan Zweig X

Este es un ejemplo del deseo de sangre, de verdadera pero horrenda comunión con el otro, de la fabulación romántica para la gran masacre... no sé, la masa, lo que pierde su individualidad y se convierte en torrente, fusión, chorro incontenible -sin rostros, sin palabras- que con tan solo el reconocimiento del otro -falso, por otra parte- se pierde en una horda que cree falsamente en unos valores implantados hace poco mediante la perversión de los medios de información, del boca a boca contaminado, de la falsedad vertida con ganas de articular un bloque compacto y enajenado...

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