miércoles, enero 24, 2018

N I C A N O R P A R R A

ARRAPRONACIN, el medicamento que le hará subir a los cielos, descender a los infiernos, escribir, como los antidioses en el antiolimpo, antipoemas. 
No lo compre. Créelo, suénelo. Vibre mejor. Imagine, sueñe, construya... diga "anti", diga Arrapronacin. 
Piérdale el miedo al poema y juegue, juegue más. He dicho. No es una orden. En incómodas cajas de 101 parásitos que le cuchichearán al oidito una tonadita, una cancioncilla delicuescente, atemporal, sustantiva. Rssss! Srsrssss! Chui! Chui! Y así.
No tiene efectos ni defectos ni sombras ni conciertos, sonajeros, termolactil ni tecnoespám expandido. Es pequeño, muy pequeño y suavecito. Juegue, juegue más, juegue otra vez. Un poco más, gire a la derecha, ahora haga un molinete con los brazos, recite algún verso que sepa, junte los labios, haga ¡pop!, mueva el culito, diga 99. Hora no, hora sí. Ahora no, ahora sí. Silbe, si no sabe silbar, no silbe. No hace falta. Por lo que se sabe, o no, es una persona antinormal.

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