miércoles, marzo 21, 2018

Expresiones & otras cosas

Entre "tírate el pingüi" y "busca el bonobús", dos expresiones de la falsa modernidad de los 90.

En un bus de Madrid a ciertas horas se cuelan dos macarras, dos lumpen, dos que-van-de-aquí-para-allá buscando algo de cualquier cosa o dando el palo a los chavales a la salida del colegio, etcétera.
Se suben al autobús, se cuelan, no llevan como se dice ahora: "título de transporte".
Entran, por casualidad, tres revisores. Uno se queda con el conductor, los otros dos recorren el pasillo, picando el billete, volviendo a ticar a los viajeros. Los dos macarras se miran.
Uno de los revisores le pide el billete a uno de los dos que se han colado. Éste le responde que es su colega quien lo lleva. El otro se queda abobado y al llegar el revisor le pide los dos billetes al segundo. Este segundo, el colega del primero, le dice que no lo encuentra. Yo me encuentro a su lado. Su cara de estupidez va en aumento a medida que su colega le va diciendo... "pero busca el bonobús, búscalo". Ambos saben perfectamente que se han colado. Solo se le oye al tirao: "Pero busca el bonobús que lo pierdes todo... busca el bonobús, hombre, busca el bonobús". Se convierte en una cantinela difícil de dejar de oír, de respirar. El colega que se encuentra junto a mí se rebusca para encontrar nada.
Al momento, antes de que pique el segundo revisor MI billete, el colega me dice que si le puedo dejar mi billete... Supongo que se sabe más listo que yo. Decido levantarme y bajarme en la parada siguiente. No soporto el espectáculo. No es un espectáculo apto para menores. Por aquel entonces tenía 15 o 16 años. El soniquete me sigue sonando, se me reduplica en la cabeza, me divierte, y se lo cuento a mis colegas. Mis colegas, a partir de ese momento, lo utilizan para cualquier situación que le sobrepasa al otro. "Busca el bonobús" supone "espabila, colega".

"Tírate el pingüi" resulta una expresión muy conocida en aquellos años. Nadie sabía lo que era "pingüi", bien podía ser un sinónimo de "rollo", más o menos.

Los buses de los ochenta en Madrid parecían armarios con cierta tendencia al estilismo. Cajas articuladas con varias ruedas que emitían un sonido atronador. Supositorios de color azul y blanco que cruzaban descampados a las afueras entre tolvaneras. El desarrollismo llevaba a construir o reduplicar la figura de un ladrillo donde se acurrucaban entre sus orificios los casquillos: esos animalillos pequeños, diminutos, (¿casquillos?) que le servían a mi hermano para pescar en el río más próximo (el río Vena) que iba a ser contaminado diez años después.

Ayer estuve en la presentación de un libro y me pareció increíble la labor del "autor" a la hora de presentarlo pues estaba solo él. No tenía un presentador ni mucho menos un prologuista o un amigo o lo que fuera. Estaba sólo él, con su monólogo, su monologuismo, que se estila mucho ahora. Y así incidió en este aspecto, en el aspecto del editor que es el que "construye" el libro, quien le da forma... pues es un libro de viñeta + texto, muy a lo novela gráfica, muy al tebeo, al Monográfico de Burgos (que es donde yo le he leído, donde aparecen sus dibujos y leyendas, revista la cual toma de otros autores y autoras con o sin autorización de los mismos), por poner un ejemplo. Pero lo más curioso de todo es que no tenía ni la más remota idea de quién era hasta que caí en la cuenta de... más tarde, eso sí. Esto va por el ego, por supuesto, el mío sin duda. Es un cómico (¿realmente es un cómico que empezó a ser dibujante, historietista o incluso poeta?) que ha publicado un libro con sus dibujitos raquíticos y provinentes del mundo del absurdo con una mirada muy infantil para darle luego un tinte original más o menos, según el día. Analógicos que no analógicos. Puso encima de la mesa su proceso creativo en algunos aspectos. Interesante. Luego viene el comentario de los géneros cómo se trufan y tal. Por ejemplo, editar un libro de poemas con dibujos o ilustraciones del autor, pero con ilustraciones... no con las habituales ilustraciones bonitas de siempre, sino con algo más afilado, más incorrecto , que interrumpan incluso los versos, sin que suponga el "caligramismo", etcétera.

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