Luego, lo rescaté hace muy poco para su venta en LaClandestino pero, en una de esas tardes que presagian ruina, lo retiré de la tela para volverlo a leer. Esta vez me resultó mucho más curioso y me llamó la atención el poema dedicado a Ezra Pound (ya sabéis mi debilidad para con este poeta que fue, según T.S. Elliot, “il miglior fabbro”).
Amy Lowell, según se dice en la introducción de Luzmaría
Jiménez Faro, representa la antítesis de Emily Dickinson (ambas nacieron en
Massachusetts) en cuanto que Dickinson no obtuvo ningún reconocimiento durante su vida pero forma parte en la actualidad de la poesía universal, todo lo contrario que ha ocurrido con Lowell.
Muchos de los poemas están dedicados al sosiego, la
tranquilidad que produce los largos paseos por el campo donde vive, la
observación de plantas y flores, y el amor delicado, sereno y radiante que
siente por su compañera, y todo ello gracias a un lenguaje sencillo, sin adornos
exuberantes que distraigan, concentrado, con un ritmo apacible como el sonido
de un arroyo sereno. Es, al fin y al cabo, una representante de aquella
corriente estadounidense que se denominó Imaginismo.
Pero vayamos al principio de la historia vital: el hallazgo de Lowell del Imaginismo, su confluencia con Pound y su posterior desencuentro
Amy Lowell, según se
describe al principio de la introducción del libro, leyó un poema de H.D. (Hilda Doolittle) lo que le despertó tal interés que se presentó en Londres desde su Nueva Inglaterra (EE.UU.) dispuesta a conocer esta nueva corriente poética, “con doncella, chofer y con muchos dólares para
gastar”, convirtiéndose en lo que pudiera ser no solo parte del impulso creativo sino
también parte del impulso económico. Es aquí donde aparece la figura de Ezra Pound, que, al conocerla intentó, embarcado desde hacía tiempo en sus revistas literarias y de apoyo a escritores jóvenes y en ciernes, que subvencionara alguna
revista pero Lowell se negó cuando vio que resultaba muy difícil que se
autofinanciaran, según relata Noel Stock, en su biografía de Pound (como
detallo más adelante).
Aúno, a partir de ahora, la introducción de Luzmaría con la biografía de Stock porque se lee y se menciona en ambas el "enfrentamiento" entre los dos. Pound, al ver que el movimiento de alguna manera iba a ser rebajado en su
calidad por la incorporación de nuevos miembros pero no tan excelentes (Stock), decidió romper
con ella y crear otro movimiento, el Vorticismo, sin que antes denominase al movimiento que iba a crear Lowell como “Amygisme”, es decir, algo así como “amiguismo” (página 216 de la biografía de Stock y página 14 del libro reseñado). El editor de Lowell echó más leña al fuego al decir que ella era la gran representante o “figura más llamativa y única” del Imaginismo (Stock). Aquí tacharíamos al editor americano sin duda alguna como un “bocas”. Por otra parte, y continúo con la biografía de Stock, se habla
de que Pound no estaba equivocado en la cuestión de los principios o fundamentos literarios del Imaginismo pero sí en su tozudez a la hora de que costeara más el movimiento, pues en una carta de Lowell dirigida a Harriet Monroe, le dice que, y cito de la biografía de Stock: “[Pound] estaba muy inquieto por dirigir el Mercure de France (…) y se
veía claramente que quería ser editor de la citada “Revista” con un salario. Yo
tenía que garantizar todo el dinero poniendo lo que me placiera y él dirigiría
la revista a su manera. (…) Como no tengo 5.000 dólares anuales para
gastármelos en ello, basé mi negativa en ese mismo hecho y resultó muy
inoportuno el que al parecer Ezra no lo creyera.”
En fin, una curiosa historia entre dos poetas que lucharon por la creatividad en aquellos primeros años del siglo XX.
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