martes, octubre 02, 2018

Los libros y los lunes

La gente no compra libros en lunes.
Pero los viejos amigos se reencuentran.
La poca multitud transita por el paseo
e incluso viste de amarillo,
pero no, no compra libros un lunes.

Aún se lleva el zapato abierto
y los colores vivos dan paso a los muertos,
casi sin funeral, sin exequias de ningún tipo.
Por no haber no hay ni preámbulos.
Es triste decirlo así, y los amantes se separan.
Ponen océanos de por medio, sin palabras,
pero con un gran e inmenso desesperante azul.
Vacío y azul. No hay manera de conectarlos
por mucha tecnología que se disponga.
Así de trájico. Con jota que es mucho más trájica.

Los muchachos llevan camisetas bien sueltas
con  mensajes estúpidos de lugares por los que creen haber estado,
la ansiedad de las faldas,
las primeras hojas se estampan contra el suelo
sin avisos ni escaleras
y los amantes no se encuentran...
pero continúan con su cotidiana tristeza alimenticia.

Algunos adoptarán un perro. Otros comprarán un móvil,
el jersey de punto parece el que hacía mamá, ¿recuerdas?,
nuevos vasos para la alacena, el cordel que necesita la cortina,
mascarillas para la contaminación, y los amantes separados
por miles y miles de plantas, animales o circunstancias,
o transeúntes reconfortándose haciendo bromas de la cantidad
de autobuses y días que han perdido.

Ya no sé cómo continuar con todo esto.
Hay demasiado ruido, demasiada distancia, demasiadas cosas, demasiadas voces.
Demasiada de todo.
Y ha caído toda aquí, entre el pecho y la almohada.

Hoy es lunes.
No cantéis victoria.
Vendrá un otro y tendrá tus ojos.

No hay comentarios: