viernes, octubre 19, 2018

Mayakovsky

Mayakovski es y será precursor de muchas cosas. Sobre todo en un gran ser que por su naturaleza única es refractario a cualquier Estado ya sea este democrático, soviético, neoliberal o cualquier otra nomenclatura, etiqueta o nombrecito para denominar o señalar lo que viene a ser una organización de personas bajo una paraguas sea del color que sea. Todo ese discurso del contrato social se hizo para que detuviéramos nuestra marcha asesina de homínidos con predilección para oler nuestra propia sangre, pero es que las mentes pensantes deberían haber hecho lo contrario: apoyar a los explotadores, a los usureros, a los psicópatas de la acumulación de la riqueza y autorregularse como cualquier organismo vivo o extinguirse para siempre.
Esa es una de las razones por las cuales se suicidó. Aventuró la agonía del comunismo y sus ramificaciones, aventuró la podredumbre del aparato que puesto en marcha adolecía de lo mismo que se quería extirpar. Lo mejor, una vez se ha visto el percal y se ha dado cuenta de que se vive en la Gran Pesadilla, es desaparecer, o suicidarse, como hizo Mayakovsky. En el fondo no se cambia nada, y sobre todo para una persona que demostró el gran apasionamiento (¡y mirad que vivió en un tiempo extraordinariamente convulso e inquietante... aun así no: optó por el suicidio).
Pero hay personas a las que le gusta mojarse, les gusta pisar los charcos, les gusta abrir la boca y que la lluvia golpee su lengua o sus dientes, les gusta que el agua les caiga en los ojos, sobre las mejillas, les abrace los hombros, les empape el vientre o les sacuda como una lengua húmeda las piernas. Existen personas que aman lo que tienen a su alrededor, que lo comparten sin miedo, que tienen cierta empatía y ¡hasta sueñan con un mundo mejor! Sí, amigos, los hay, los veo todos los días, los analizo y comprendo lo maravillosos que son, pero lo equivocados que están. Estamos destinados a subirnos al árbol otra vez (si alguna vez nos bajamos o quisimos hacerlo...) y a ulular y mostrarnos de nuevo vulnerables, avasalladores, primitivos, idiotas, dependientes del jefe de manada... en definitiva, a avergonzarnos de la supuesta inteligencia de la que hacemos gala.
Me gusta que hablen de Mayakovski. Me gusta verle en la exposición de los dadaístas rusos. Me gusta que lo citen de vez en cuando en los periódicos y revistas de opinión porque así nos hacemos a la idea de que no hemos avanzado ni mucho menos tanto de lo que creemos, pues para ello deberá darse no una revolución de sangre y de fuego, sino una revolución cerebral, orgánica y química. Por ello, viva Mayakovsky y su Nube en pantalones.
Y por supuesto, cometo un error garrafal, venerar a un ser humano, ensalzarle cuando es solo eso, un hombre, cuando todos nosotros deberíamos ser dueños y dueñas de nuestras propias vidas.

En fin, ¡bah!, palabrería vana.

Para que se entienda mejor...


Permitidme, hoy, viernes 19, a las 12:33 de la mañana, añadir la carta de despedida de Mayakovsky para, llegado el caso, matizaran mis palabras anteriores y añadieran más honra al gran poeta ruso:

«De mi muerte que nadie se culpe y, por favor, nada de chismes. El difunto lo odiaba profundamente. Madre, hermanas y camaradas, perdonadme. Esto no es un método que recomiendo a nadie, pero no tenía otra alternativa. Lilia, quiéreme. Camarada gobierno: mi familia son Lilia Brik, mi madre, mis hermanas y Veronika Vitóldovna Polónskaia. Si les haces la vida llevadera, gracias. Los versos iniciados dádselos a los Brik, ellos sabrán descifrarlos. Como se dice, el incidente está zanjado. La barca amorosa varó en lo vulgar. Estoy en paz con la vida. No vale enumerar dolores, desgracias u ofensas mutuas. Seguid felices. Camaradas del VAPP, no me consideréis un cobarde. En serio, no hay nada que hacer. Saludos. Decidle a Yermílov que lamento haber quitado la pancarta, debí de haber discutido hasta el fin»

La carta la podéis leer en la muy recomendable revista Agente Provocador:
http://www.agenteprovocador.es/publicaciones/un-okupa-llamado-mayakovski

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