miércoles, octubre 04, 2023

Camilo XXXIV

 Camilo vuelve. 

Lo escribe y la pantalla sigue en blanco. No hay respuesta por parte del papel en blanco. Solitario, se toma una cerveza en una terraza y observa con desenfado a los viandantes. Se lía un cigarrito y escucha música antigua The Early Music Consort of London, David Munrow - Vidrunt omnes [Perotin] y así parece trasladarse de tiempo que no de espacio. Esta música coral que le hace reconciliarse con lo que ve, un sentimiento que le coge de la mano y le hace sobrevolar las calles y las callejas, los recovecos, fuentes y fronteras, ascender por entre tejados y techados. Le gusta esto de volar con la tranquilidad de que nada se detendrá en su continua cotidianeidad. Las gentes laborando y el sol que destella como una canica encendida que pronto se consumirá. No hay nada de que temer. Los pies ya no pisan suelo. Solo la música que le empuja a ascender y a elaborar cabriolas. El suave céfiro le resguarda los costados... La música le limpia el corazón, lo deposita por fin en el lugar del que no se ha movido un ápice. Ni siquiera ha cerrado los ojos. No ha sido tampoco un sueño. 

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