
Octava prosa para funcionarios
Vamos con un descapotable por la Casa de Campo, lindando con todos los barrancos que podamos encontrar a nuestro paso. Es una sensación muy gratificante. Vemos como a uno de los lados del automóvil la tierra se pierde unos metros más abajo.
Tú llevas una cresta que te favorece demasiado. No sé cómo te has hecho esos tirabuzones. El pelo te cae largo pero al punto vuelve hacia arriba, hasta la base de la cresta, retornando. Llevas los lados rasurados, apenas un milímetro que te deja una mancha oscura y compacta.
-La verdad, tío -me dices- no sé cómo se las arregló el tipo ese para mandar su país a tomar por el culo.
-Joder -le contestó- ¡pero si ya arruinaba las empresas que le ponía su padre... y encima petrolíferas... era un pringao!
-¿Un pringao? Pero le hizo el caldo gordo a muchos...
-... Hasta que apareció a despechada y se hizo la guays... "la mujer al poder...", otra Margarita Tatcher pero en versión sionista. La foto esa apoyando a los lobbies judíos fue muy buena, y tuvo que decir lo que dijo.
-¡Ja!, a veces los perjuicios sirven como una honda, y es que no te dejan ver más allá de tus propias narices. Encima tienen respuesta para todo.
-Y es que algunos no han salido aún de la Ilustración.
-Sin duda.
-Anda, pásame el canuto...
-Con este viento del pueblo se me ha apagado...
-Eso es lo que no hemos sido nunca: auténtico Pueblo...
-Cuesta mucha sangre y, además, siempre ha sido un empeño inútil.
-Tendremos que seguir mejorando...
-...junto a este precipicio.
Nuestro descapotable es de última generación. Lo malo siempre es confiar en la mecánica.
La foto la he pillao en http://www.7inch.org.uk
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