lunes, abril 06, 2009

Fin de semana sin Esmirna

Mi compañero de trabajo ha vuelto. Creía que se había ido para siempre pero está de vuelta. No le he preguntado nada. Mejor así.
Mi amiga Anuskava me envía una fotografía desde el lago Baikal. Parece que hace por allí un poco de fresco...
El sábado vi una maravillosa representación de una obra de Boris Vian que ya anuncié en el blog, Los Creadores de Imperios. Los actores, enormes. El personaje de la niña me enamoró. El padre un gigante parecía un auténtico Peter O'Toole, la madre también muy grande, muy precisa, y la ama de llaves o la sirviente también realizaba un inestimable papel... hasta el personaje que se arrastraba por el suelo, símbolo del daño que podemos hacer al otro porque es "diferente" era de una gran precisión a la hora de moverse por el escenario, hasta "El Ruido" acojonaba sobre todo en la última escena... No me extrña que esta obra se llevara un gran premio el año pasado ya que solo el trabajo de sus actores merece mucho la pena. Y pena da que no sigan representándola, por ahora.
También advertir de la gran sorpresa que me llevé ayer en la Filmo. Fui a probar suerte con una película de Basilio Martín Patino, Los paraísos perdidos, dentro del ciclo que está organizando la Filmo sobre la melancolía. Allí que me planté después de una tarde extraña. Nada me hacía pensar que la película estaría trufada de textos del Hiperión de Hölderlin, una de mis obras preferidas de la literatura del mundo mundial. Salí trastornado. Eso es lo que dije en el Mala cuando llegué y me pusieron un tercio. Análisis de la situación española durante la Transición: la pérdida de valores, el abandono de la ética, la absoluta despreocupación por el legado cultural de la República recuperada ya la "Democracia", las huellas borradas y aniquiladas sobre la identidad, y todo con el fondo de las palabras de un revolucionario que decidió exiliarse de Europa para habitar Esmirna: Hölderlin. Lo veía tan cercano a mí, a mi propia percepción de las cosas que salí resoplando de allí. Menuda hostia. Sí, eché de menos la frase: "Quien siente en exceso ha de saber sufrir en exceso", o "El hombre quiso construir de la tierra su cielo y lo ha convertido en su infierno". Esta frase se la solté a mi padre hace muchos años y casi me fusila. Y es que no puedo vivir sin estar pegado a la sombra de este gran poeta.

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