Observar fijamente el vasto cielo azul inabarcable
durante largos
y silenciosos minutos,
percibir primero
conectar
saber después
que todo ello
es capaz de transportarte
sin movimiento
a cientos de lugares
donde ya se estuvo
y por el mero hecho
de haber ejercitado,
y de casi idéntica manera,
el humano y sano arte
de la contemplación.
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