sábado, agosto 31, 2013

"¡Escribid, coño, escribid!"

Ayer mientras cenaba con un par de amigos me dijo uno de ellos:
-Te veo que este mes el blog muy bajito, te has dado a la pereza...
Y es cierto. Qué le iba a decir. Pero, sí, me ha dado por pensar (y esta expresión sólo puede traer preocupación) y tras traerme aquellos recuerdos de cuando empecé, los blogs que había por aquel entonces en agosto de 2005 mientras curraba en un sótano de la Pasarela Gran Vía haciendo encuestas a señoras y a señores y algún que otro director de cine y algún que ootro modelo que le habían hecho nuestras captadoras descarrilar, tras todo esto, digo, vuelvo, agarro otra vez el hilo (recuerdo que fue porque aquella me aburría como una ostra y navegando por Internet encontré una página blogger que te hacía tu propia página. Aquellos días pensaba en construirme una pero había que dèdir no sé qué permisos, saber qué lenguaje html, y un largo etcétera que a mí de corte más bien vago, me tiraba para atrás) me he decidido a desentrañar el Estado de la Cuestión Bloggera o "Blogger Status of the Issue".
1.º He abandonado un poco más de lo que lo tenía abandonado el blog por el facebús, lo que me perturba porque sé que el facebús es el ego que recoge el fruto inmediatamente y, por cierto, que no dura ni perdura ni permanece, menos, si cabe, que en el blog. Es más, muchos colegas de blog como Batania, lo ha transformado en twitts, lo que digo yo que al twitt lo que es del twitt y al blog lo que es del blog. Por supuesto que no meto en las cosas de cada uno, faltaría más. Por otra parte Gsús Bonilla, Ana Pérez Cañamares, Pepe Ramos o Vukusic, entre otros y otras, han abandonado en mayor o menor medida sus blogs por el facebús o por falta de tiempo, o por otras actividades ya sean laborales, sociales, políticas o artísticas/literarias. Bien. Pero vuelvo a lo mío, "My blog is my book", que ya escribí hace tiempo. Esto es lo que hay respecto a mí. Siento no profundizar más entre el querer y el poder. O por ejemplo, Manuel Vilas que dejó o "medio dejó" su blog por el facebús. Esto sólo se reduce a una cuestión muy a tener en cuenta: "Te lee mucha más gente en el facebús que en el blog". Esto es cierto de cabo a rabo. Es así, pero ¿cuántas visitas han recibido los monstruos de la palabra antes citados durante la fiebre del blog? Pues mogollón y un poco más, ¿será que no tiene blogger un botoncito "Me gusta" en alguna parte? Pues ponganselo, coño. A mí me gusta leer las cositas que escriben mis queridos contemporáneos, y así no hay manera.
2.º A mí no me interesan los cantos de sirenas (y menos si son de una furgona). No creo en el facebús como herramienta de "muestra de contenidos" (así, tal cual la expresión) y además el blog es una herramienta que a mí me ha funcionado porque provee de anonimato a la gente que te lee pues es todo el mundo y no los "Amigos", (esto como sabemos ha traído problemas y trolls, y gente que por una cuestión de autoestima -¡ay!, la autoestima de qué manera surge cuando tenemos las necesidades básicas cubiertas).
Es evidente, evidente repito, que si quieres promocionar tu obra manejes y te desenvuelvas en cuantas más redes sociales mejor. Sí, es evidente.Y es lo propio. Con lo cual ya comienzan a desarrollarse mis adorables contradicciones... ¿quieres o no quieres? Y entro en los temas de siempre cono es el siempre interesante tema de ¿hasta qué punto se es un vendedor de lo que se escribe? ¿se centra uno más en llegar y vender que en escribir y seguir escribiendo que es lo de uno? Recuerdo ahora aquellas palabras de Picasso a María Blanchard que leí en la edición del pasado domingo en El País, y cito: "Se intensifica su relación con Pablo Picasso que venía de años atrás, al compartir ambos la misma galería. El artista intentó, en vano, despertarle cierto sentido comercial: ‘Pobre María, crees que una carrera se hace solo a base de talento’, le decía”, según su biógrafa María José Salazar.". ¿A que es acertado? ¿No?
Bueno, creo que estoy retorciendo demasiado el sentido de todo esto. Voy a referir una curiosa anécdota, real por otra parte. Hace años realizabamos, unos amigos de la facultad y yo, un programa en una radio más o menos libre aquí en Madrid. Una noche vinieron unos colegas para hablar de literatura y luego nos fuimos a tomar unas cañas. Como suele pasar en estos casos, fue en el bar donde la cosa se desarrolló bien, no, bastante bien, pues sacamos a colación a un poeta muy conocido en el ámbito literario-institucional (imagináos, por aquel entonces corría el año 94 y pegaba fuerte la llamada "poesia de la experiencia". Hasta aquí puedo leer). Entre unos y otros se entabló una discusión casi a voces que zanjó un amigo (pues ahí, y no me voy a equivocar, éramos todos amigos) con unas palabras, en mi opinión, sabias, pero no por ello completamente acertadas pues siempre hay matices: "¡Déjaos de preocuparos porque tal y pascual haga y deshaga a su antojo en el mundo de la literatura, que haga o deje de hacer a unos y a otros, y escribid, coño, si queréis escribir, escribid!". Ahí se hizo un silencio entre los vasos de cerveza, las mesas de madera, el aire viciado por el tabaco y la cocina, las servilletas tiradas a los pies de la barra, entre el camarero al que despertamos y la mano que a duras penas le soportaba el mentón. Etcétera. Pero... volvimos a la carga. Unas grandes palabras entre nosotros como aquellas no podían quedarse sin respuesta.
 
 

1 comentario:

Jose Luis dijo...

Escribid, Escribid, Malditos!!!

Esa es la cuestión, queda mucho por escribir.