sábado, diciembre 21, 2013

Perdiendo el tiempo o EL Pobrecito Hablador

                                                                            La burbuja de la luz dentro del túnel 
                                                                   se lleva nuestras caras hacia la oscuridad.

                    Joan Margarit, del poema "Débil claridad", de su libro Cálculo de estructuras

Todo el día perdiendo el tiempo por este Gobierno que nos estafa y manipula. Perdiendo el tiempo, sí, por una democracia secuestrada que vive en el miedo del que te puedan multar por estar en una concentración o te puedan golpear, maltratar y detener por defender tus derechos, como el derecho al pataleo y a la indignación.

Nunca, desde mi uso de razón, se había llegado hasta estos extremos, puesto que apenas sentí personalmente la época de la Transición (donde la policía podía ametrallar a la gente a la salida de una iglesia con total impunidad, después de un encierro de trabajadores, véase Vitoria).

Los políticos que se dicen de derechas y conservadores, ni son de derechas ni son conservadores, son involucionistas, desideologizados en aras de un reajuste del capitalismo y siguiendo las indicaciones de los grandes centros de poder, y cuando quieren hacer un recorrido histórico en sus mentes, sólo recurren a una figura (y creo que por joder, porque pica, porque saben que son intocables y porque se sienten molestos de que les llamen hipócritas y porque les digan a la cara que son los hijos o nietos de los asesinos).

Tengo miedo de este estado, de la policía, de cualquier institución, y me repugna y avergüenza. Pero se ajustan, tiendo a pensar, a un programa perfectamente pergeñado. Luego, cuando a este Gobierno-basura le quede un tiempo, comenzará a abrir el puño o levantar el tacón conque nos oprime el cuello (a unos pocos les oprime, otros aunque estén boqueando ni se enteran o piensan que es un quiste con el que seguir religiosamente contando).

Sí, estamos atravesando un penoso calvario de matonismo y de absoluta inseguridad. Los que nos dicen proteger se han vuelto contra el pueblo y sirven a unos mandos que les exigen reprender a los que se encuentren realizando una actividad de crítica y de pensamiento, de manifestación, expresión y reunión. Sí no eres un chico bueno, atente a las condiciones, y además estás desarmado y pareces debilucho.

Son horas muy negras para este país del que se dice por los privilegiados que está saliendo de un túnel cuando seguimos en él; y, aún más, los mismos que nos advierten de la falsa salida llevan a los más críticos a una deriva que no es otra cosa que una limpieza, a un callejón sin salida, a una constante y pertinaz identificación para invisibilizarles. Somos elementos muy molestos y debemos ser silenciados, primero, o exterminados, después, si no cejamos en nuestro vano empeño de quejarnos.

Por cierto, para terminar, Feliz solsticio de invierno y feliz Año 19...

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