Ahora me encuentro conque Rosalía dicen que sigue escribiendo. Es lo que les suele ocurrir a ciertos poetas, como por ejemplo a Pessoa o a Javier Egea, y si existen intereses familiares y editoriales de por medio el escritor o escritora se convierte en inmortal (otro tipo de "inmortalidad", me atrevería a decir) porque luego de un siglo o más se le puede llegar a encontrar un manuscrito o hasta libros enteros. Cito el principio del artículo: A su muerte, en 1885, Rosalía de Castro mandó a sus hijas quemar todos sus manuscritos, orden que ellas cumplieron con diligencia (ganándose, cuando Manuel Murguía volvió a casa y advirtió el montón de cenizas humeantes, la recriminación paterna: “¡Habéis quemado la gloria de ella y la fortuna vuestra!”).
En fin, Fortuna familiar que es de lo que se trata, que la Gloria ya se la lleva la persona que ha decidido hacer de su casa el canto. Y sí, la poesía no da dinero, pues la poesía al igual que el dinero, no se come, pero en el primer caso, en el de la poesía, nutre y alimenta.
(Y ahora me da la gana de dedicársela a aquellos que abandonan este país buscando, no la fortuna, sino el digno sustento, porque no sé por qué me da que pensar que este país ha sido secuestrado por unas familias mucho tiempo en la sombra pero en las élites y que lo han convertido en su cortijo, con su cacique, su cura y su Frascuelo, joder, y su María).
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