
En mi opinión, la escultura Dios, que ilustra este pequeño y humilde comentario, es soberbia y mágica. Un gran ojo que todo lo ve y en nada participa, por el que todo sucede y transcurre, y en el que todo se contiene. Una humilde cañería ligeramente inclinada. Hay que ser niño para recoger todas las posibles interpretaciones de la obra. ¡Y no hablemos del material utilizado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario