viernes, junio 06, 2008



Pepe Viyuela publica su segundo poemario en la editorial Amargord.

No sé si he hablado de la editorial Amargord. Amargord es una editorial que lleva unos años animando el cotarro no sólo de Lavapiés sino también de Madrid.
Su gran trabajo en poesía, dirigido por Paco Sevilla y Rodrigo Galarza, es encomiable, así como su preocupación por lo jóvenes y jóvenas poetas. Amén de otros géneros como es el ensayo, y su despliegue en cuanto a las drogas con escritores del ámbito científico; es decir, todo ello realizado con gran rigor y seriedad.
Recuerdo aquellos días en el Artépolis cuando Chema fraguaba en su cabeza una editorial que diera salida a gente que pululaban por las calles anchas de la creación. De cómo nos reunimos unos cuantos e intentamos darle forma a un libro que se llamaría 7.0, pero que por unas razones o por otras nunca llego a culminar. Ahí se quedó, pero lo que perduró y perdura fue el interés, el tesón y el gran ojo clínico que poseen tanto Paco como Rodrigo, y por extensión todos aquellos que colaboraron y colaboran con, por y para el proyecto Amargord.

Pero aquí lo que me ocupa es Pepe Viyuela del que no sabía que fuera poeta. Confieso mi ignorancia. Y debo decir que sus poemas -dos poemas que ha pegado con buen criterio Amargord, junto a la página del iméil de presentación que me han enviado- son sencillos, claros, abiertos y de gran soltura y precisión. Con un punto muy agradable de tristeza, un ritmo bien cuajado... en fin, espero disfrutar del libro pronto.
También, gracias a mi amigo Richal, me he enterado de que proviene de familia anarquista y represaliada -creo que de parte de su abuelo- y que estuvo leyendo, hace unos años, en la playa de Bilbao, un texto en homenaje a las víctimas y a los represaliados de la Guerra Civil española.
Por otra parte recojo este texto del mismo Pepe que lo podéis encontrar completo en la página señalada.

¡¡¡¡LA EXPLOSIÓN DE LA RISA ES EL MÁS SANO Y RECOMENDABLE ATENTADO DEL MUNDO!!!


Muchas veces me he preguntado en qué medida mi trabajo era productivo. Los mineros extraen el mineral, los albañiles construyen edificios, los médicos trabajan por la salud de las personas, incluso los funcionarios mueven papeles encima de su mesa para que otros movimientos se produzcan en otro lugar; pero nosotros, los payasos, ¿qué hacemos?, ¿qué producimos?, ¿para qué servimos?.
Ahora pienso que somos generadores de una energía capaz de hacer que el mundo no se hunda por su propio peso. El mundo, nuestro comportamiento habitual en él, es demasiado pesado, hundiría el barco. El sentido del humor es un flotador que permite que no nos vayamos al fondo. Cuando el humor no existe, nuestro peso es demasiado alto y cualquier tormenta podría llevarnos al fondo. Por eso quizá los payasos, que no producimos nada material, sí posibilitamos que el sufrimiento se debilite y se diluya y con eso sirvamos para hacer que todo funcione mejor. Suena presuntuoso pero me parece que es verdad y, como soy un payaso, lo digo.

http://www.clowns.org/editorial.php

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