jueves, junio 05, 2008

Tarde en El Achuri

Va cayendo la tarde
¿mira –¡qué!– qué bonita se ha quedado!
sobre nuestros cuellos, nuestra cerviz de caballo,
sobre nuestros rostros ajados por los vientos polares,
vientos fétidos de olor a asfalto y gasolina
sobre nuestras tetas colgadas
como pellejos enfermos
sin vino ni aceite que guardar,
sobre nuestros testículos que penden gravitados
piel distendida
pelos blancos y azúcar en sangre,
mira qué bien, cómo cae la tarde silenciosa...
en nuestros corazones un microondas, un vaso de cristal
translúcido, encharcado de polvo y grasa inapreciable
¡ahora estoy contigo!
Le digo a un crío que me observa...
... como reflejos sin materia, luz vacía,
amarilla de Antonio López,
vacía de tan gris, los borrachos campan a sus anchas,
y rellenan los bares con su monoconversación,
labios pintados, gafas de sol, bolsa de Hilfilger
indicando a las mariposas cómo poseer su sonrisa...

¡qué bonita la tarde!
se ha quedado descuadrada
y se la ve en todos los días de la semana
y un rastro de calendario enfermo de muertos
como un río Ganges donde quemas los recuerdos que has olvidado
quedarse ausente, en blanco, mientras oyes/escuchas
qué bonita se ha quedado la tarde,
estática,
sin posibilidad de que esto avance,
bebiendo y fumando
sobre la tapia de los viejos días cuando aún había
alguna esperanza...

II

... cruzar bronca entre la pila repleta de platos estallados por la rabia...

III

Se necesita funcionario de prisiones para guardar a buen recaudo la imaginación e impartir clases de buen guardar.

IV

Su manera de beber agua de esa botella señorita
me hidrata al instante el corazón
–aquí, en el Metro, todas las mañanas–,
y fluyen uno a uno ruidos que hacen su trabajo,
observar cómo aguanta la botella y cree imaginar
el transparente líquido descendiendo por su tráquea hasta el estómago,
creándose una manera de intervenir cualquier punto
o creer que ha dejado su mente en blanco,
para habitar su punto porque en el Metro se necesitan buenos puntos donde fijar la mirada.

Con urgencia, además.

V

De alguna manera he de seguir vivo
si no fuera por estos buenos ratos
alejarme de allí
para acercarme aquí y poder desplegar el abanico de palabras
como un paraguas a favor de la tormenta.

VI

En Madrid,
las calles se levantan cada diez minutos
para volver a enterrar perros, gavillas, nombres propios,
seres de gran perspectiva e ira con dedos musculosos
con pantalón tres tallas más pequeño.
Vendemos pelotas de tenis de un amarillo
que no te quedará más remedio
que alquilar su contemplación.

VII

La tarde va cayendo, ¡qué bonita queda ahí, en aquel cuadro,
tú también estás ahí,
mira aquel señor-hormiga,
aquella mujer-ala...!

VIII

¿Ha conseguido despistar a su propia sombra?
¿Se cree alguien afortunado por ello?
¿Su maletín guarda la llave de su felicidad?
¿Pasea en traje, corbata o sin corbata, jersey anudado
al cuello, viste pantalones tejanos con asiduidad?
¿Persigue a las amapolas?
¿Todos los inviernos guarda su corazón en los grandes almacenes?
¿Fuma cigarrillos de punta de astracán?
¿Ha convivido con su angustia, mano a mano,
repartiéndose el mando a distancia
con sigilo, educación extrema
junto a su fuente de palomitas agridulces?
¿Lleva gafas cuando sobrevuela un helicóptero
persistentemente
su azotea?
¿Alcanza a ver al piloto?
Lo dudo, dúdelo conmigo.
¿Halla esperanza en las macetas que algún día pertenecieron a la lluvia de mayo?
¿Se le va cayendo el culo, las tetas, los alfileres de la camisam el piercing inmaculado,
oro blanco, certificado por joyeros de estirpe sionista?
Ya quedan pocos álbumes como usted, caballero,
señorita, ¡quedan tan pocos!
donde el papel cebolla
devore como un visillo
Su pátina calma inenarrable...

IX

Su sombra se ha transformado en un insecto y con sus diminutos élitros esquiva a los automóviles que mastican prisa como chicles con el cloroformo que todo ser humano necesita...

X

Cae la tarde, el bar se llena de ruido,
fuera llueve tarde con la importancia precisa
de un tipo que sugiere actuar para él solo.

(Vives con tres tallas más pequeñas de vida).

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Tenía, desde hace tiempo, muchas ganas de colgar este poema aquí en el blog. Es un reencuentro con la poesía a golpe de cuchillo con la hoja, es decir, casi instantáneo. Apenas duro una hora y media su escritura...)

Y también colgar un vídeo.



1 comentario:

Anónimo dijo...

es exacto, violento y necesario. Como la lluvia de estos días ya vencidos, o las tormentas que nos quedan pendientes.
Besos