lunes, agosto 08, 2011

25 / 7 / 11

Justo desde aquí arriba, justo aquí, desde aquí se ve un abrigo de invierno, una esterilla, una bolsa de basura negra rellena hasta arriba donde sobresalen un par zapatillas de deporte; desde aquí, cartones cada 3 o 4 metros, detrás de la valla de granito, pero desde aquí, ¿sí?, desde aquí arriba no hay nadie que vigile sus pertenencias, un carrito plegado de un niño. Desde aquí arriba, sí, sin que nadie lo vea pero desde aquí, desde aquí arriba. Al otro lado de la pared de granito que apenas levanta un metro del suelo, la habitual estampa de un día laborable por la tarde en un jardín con tierra y con columpios. Madres y niños incluidos.

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El bus llegó a su última parada.
Los viajeros habían caído en un profundo sueño, en la sima inexplorada de sus conciencias.
El conductor temió despertarles.

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