lunes, agosto 08, 2011

Kasumi

Ella no me buscó.
Pero yo tampoco la encontré.
Las personas de su alrededor
se transformban a su paso.
Sus largas trenzas negras
su mirada altiva hacia el cielo,
el paseo doblando las rodillas, piernas,
las grandes avenidas,
cómo alzaba el parasol
para dejar pasar a los que cruzaban con ella,
ya sea andando o en bicicleta,
su interés por aquel hombre
que se arrojó a la calle,
la enorme y musculada esquina / espolón a su
frágil espalda lágrima
la línea de su cuero cabelludo
su espalda ¿te vas?
Junto a la fábrica un sábado de mañana luminoso diminuto
como su paragüas.
Ha terminado el tambor.

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