domingo, septiembre 05, 2021

Creerse vuelo, mas no pájaro


para atravesar una pared
lo saben fantasmas, alquimistas y 
algún que otro poeta despistado,
debe usted desatomizarse
para reunirse de nuevo
(no hay Demócrito que valga).

Permítanme que intuya 
que podría resultar similar 
a entrar en pared o en muro y transformarse
creerse pared sin ser pared,
su historia, antecedentes, arqueología...,
deshacerse,
pues paredes hay muchas y usted,
mal o bien que le pese, 
será único hasta el día que la palme.

Atravesemos espejos
con guantes de lavar los platos
y descendamos al inframundo 
de la mano de Cocteau
y de su Orfeo.

(Con esa unicidad que se supone 
a la conciencia de sí.
Está por demostrar que no sea reflejo de un reflejo
y así, una conciencia en el centro de dos espejos que se observan,
uno frente al otro
en la gris habitación del triste hostal abandonado).

Es, ¡apuradme dioses!, igual que volar.
Volar, volar..., se aprende finalmente,
solo con creerse aire o vuelo, 
nunca pájaro.

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